Hoy desperté con ganas de escribir,
pero me di cuenta que no me quedaban palabras,
salí a comprar,
pero por acá no venden esas cosas,
entonces me puse a mendigar…
«¡Una palabrita por el amor de dios!»
«¿Tiene una palabrita que me regale?»
«¡Una palabrita para alimentar mi página!»
Y bueno, con las pocas que me dieron, escribí esto.